Uno de los principales problemas que actualmente encontramos en diversas escuelas que preocupa tanto a los profesores como a la comunidad educativa son los problemas convivencia y de disciplina que conviven diariamente en los centros, como bien sabemos, que afectan a la vida cotidiana, como agresiones verbales entre compañeros, agresiones a las instalaciones del centro, exclusión social o falta de respeto hacia los profesores, incluso cuestiones de violencia extrema como el bullying.
Debido a problemas como estos y sobre todo la necesidad de crear en los centros educativos un ambiente de convivencia pacifico tanto en el trato entre los propios alumnos como el trato hacia los profesores, comunidades como Galicia ven la solución en aprobar la Ley De Convivencia, es decir esta ley tiene como fin generar un marco de convivencia que garantice el respeto en las aulas. Recoge las aspiraciones del profesorado de ver reconocida debidamente su función por la sociedad y los poderes públicos; además, estarán habilitados para requerir a los alumnos cualquier sustancia u objeto que porten y que no esté permitido por las normas del centro. Por otro lado, la Ley busca instaurar la corresponsabilidad de las familias a través de la participación, por lo que regulará también la consulta y la participación directa de las familias en el proceso educativo. Esta Ley aborda, por primera vez en el plano legislativo español, el tratamiento de situaciones de acoso escolar.
La Ley de Autoridad del Profesor pretende fomentar la consideración y el reconocimiento público que les corresponde a los docentes de acuerdo con su importante labor y facilitará que puedan ejercer sus funciones en un clima de orden, disciplina y respeto. También permitirá que las faltas que se cometan contra los maestros tengan una consideración más grave. Dicha Ley obliga a los alumnos a reparar los daños que causen, de forma intencionada o por negligencia, a las instalaciones, a los materiales del centro y a las pertenencias de otros miembros de la comunidad educativa, o a hacerse cargo del coste económico de su reparación. Asimismo, tendrán que restituir, en su caso, lo sustraído. Los padres o representantes legales asumirán la responsabilidad civil que les corresponda en estos casos. Del mismo modo, cuando los alumnos incurran en conductas tipificadas como agresión física o moral a los profesores, los compañeros o demás miembros de la comunidad educativa, deberán reparar el daño moral causado.
Atendiendo a los modelos de gestión de la convivencia, parece necesario dedicar un tiempo a realizar una reflexión educativa sobre los modos y sistemas que se siguen en los centros para tratar los conflictos de convivencia, y no aprobar leyes sin antes haber realizad dicho análisis y por lo tanto evitar sanciones y castigos que no lleguen a la resolución del conflicto entre las partes. Tal y como la nueva ley exige.
Podemos encontrar tres modelos de gestión de convivencia que analizaremos a continuación.
-El primero de ellos, es el modelo punitivo, actúa aplicando una sanción o corrección como medida principal, entre un conflicto entre dos o más personas, o una violación de la normativa del centro. Utiliza el castigo como principal recurso para la resolución de los conflictos.
El castigo está basado en una penalización hacia el agresor la cual actúa como una recompensa hacia el agredido o víctima.
El único dialogo que se puede llegar a producir en este modelo es forzado y limitado, ya que no trata el tema principal del conflicto ni existe un consenso entre las partes que lleve a una reconciliación entre estas.
- El segundo es el modelo relacional, que muestra interés por una relación directa entre víctima y agresor, para así solucionar los problemas de ambos y llegar a la reconciliación. La victima recibirá por parte del agresor compensación ya sea material, inmaterial o moral que a la vez libere la culpa del agresor y satisfaga a la víctima.(Dicha característica podemos obsérvala en la Ley de convivencia cuya finalidad única es que el “agresor” page por su daño, ya sea de una forma material o moral, pero con una diferencia importante, dicho modelo pretende resolver el conflicto interesándose por los implicados, intentado mediante el diálogo una solución y evitando los sentimientos de culpabilidad y de inseguridad que se muestran en el modelo anterior).
- Y por ultimo tenemos el modelo integrado, que trata de combinar las ventajas de las dos modalidades anteriores, corrigiendo sus limitaciones. Es integrado en un triple sentido:
Integrado en la medida en que supera las debilidades y limitaciones de los dos anteriores.
Integrado en las actividades de enseñanza-aprendizaje: aprender a convivir no implica sólo la gestión de la convivencia, significa adoptar decisiones de carácter preventivo en el núcleo de los procesos de enseñanza para que estos sean más significativos y permitan mayores cotas de éxito para todos.
Integrado en la cultura organizativa del centro.
Integrado en la medida en que supera las debilidades y limitaciones de los dos anteriores.
Integrado en las actividades de enseñanza-aprendizaje: aprender a convivir no implica sólo la gestión de la convivencia, significa adoptar decisiones de carácter preventivo en el núcleo de los procesos de enseñanza para que estos sean más significativos y permitan mayores cotas de éxito para todos.
Integrado en la cultura organizativa del centro.
El modelo integrado actúa en tres planos: la inserción del equipo de mediación y tratamiento de conflictos en la estructura del centro; la elaboración democrática de las normas y la creación en el centro de un “marco protector” que supone:
1)Cambios en el currículo escolar
2)La colaboración de las familias
3)Revisión del clima y de las interacciones del aula
4)El diseño y desarrollo de medidas organizativas directamente relacionadas con la mejora de convivencia.
5)La adopción de medidas que afronten la influencia del contexto social cercano del alumnado.
Las ventajas del modelo integrado radican en que hay una auténtica reparación de los daños en la medida en que favorece una reparación directa a la víctima y una liberación de la culpa al agresor. La víctima recibe la atención del profesor, de sus compañeros, de los alumnos ayudantes y del propio grupo.
Por otra parte, el encuentro y el diálogo facilitan la reconciliación entre los protagonistas. Dedica una atención especial a la mejora de la relación. Y por último, l a resolución se propicia porque el conflicto es abordado en profundidad. Los conflictos subyacentes pueden ser resueltos (de intereses, necesidades, valores o de relación). Se tratan las causas y no los síntomas. Las heridas se cierran, las relaciones se sanean y mejora la convivencia. Y todo ello ocurre bajo la autoridad democrática del centro educativo que interviene en el proceso. Además se favorece una moral autónoma en la medida en que las partes son protagonistas en la regulación de sus relaciones.
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